En junio de 1930, Unamuno visita en
compañía de unos amigos el lago de Sanabria (Zamora).
La leyenda del pueblo sumergido bajo las
aguas del lago le atrae poderosamente y allí concibe esa pequeña obra maestra
de la literatura que se llama “San Manuel Bueno, Mártir”.
Dice Unamuno en el prólogo: "Escenario
hay en San Manuel Bueno, Mártir, sugerido por el maravilloso y tan sugestivo
lago de San Martín de Castañeda, en Sanabria, al pie de las ruinas de un
convento de Bernardos y donde vive la leyenda de una ciudad, Valverde de
Lucerna, que yace en el fondo de las aguas del lago..."
San Martín de Castañeda, espejo de soledades,
el lago
recoge edades
de antes
del hombre y se queda
soñando
en la santa calma
del
cielo de las alturas,
la que
se sume en honduras
de
anegarse, ¡pobre! el alma. (Unamuno)
Solo delante del lago natural de origen glaciar más grande de la Península, podremos
entender por qué no hemos oído hablar de otra cosa desde que entramos en
tierras sanabresas, cautivados por su magnetismo y belleza...
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